miércoles, 23 de enero de 2013

Locked Out of Heaven / Cap. 2




Bajamos del avión tambaleándonos. Creo que viajar 14 horas y después ponerse tacos no fue una buena idea. Buscamos el nombre de Hyomin en algún cartel. Genial, todos en coreano. Se me había olvidado ese pequeño detalle. Solo debía recordar lo que Hyo me enseño hace años, rayitas hacia arriba, arbolitos, círculos, cuadrados y serpientes. Diablos no voy a llegar a ninguna parte con ese alfabeto.

Cuando nos subimos al auto, Hyomin indicó la dirección del departamento en el que nos quedaríamos.

- ¿Cuando veremos a tu padre?

- Yo creo que después de que nos bañemos o algo – me dijo Hyomin – Apestas.

- Cállate, ¿Tu hermano es lindo?

- ¿Por qué preguntas? . me preguntó mientras habría un paquete de chicles. Lo necesitábamos.

- Para bañarme, si no es lindo voy sucia y con mal aliento – le dije quitándole un chicle.

- Obviamente es lindo, porque es mi hermano, pero es bastante serio, puede ser gracioso cuando quiere, pero tiene un novia que lo controla demasiado

- ¿Debo odiar a la novia? – le pregunté mientras buscaba un espejo en mi cartera.

- Exacto, la odiamos – dijo tajante Hyomin mientras sacaba un lápiz labial de su cartera.

- Entendido, mi capitán

- Dame eso – me dijo quitándome el espejo

- Después me prestas tu lápiz labial – sentencié

- Si, si …-murmuró mientras intentaba pintarse los labios en el taxi.

Finalmente llegamos al departamento, nos bañamos y nos pusimos ropa limpia para ir a la casa de los padres de Hyomin, ellos vivían en una casa tradicional coreana en el sector de Samcheong. Ya había estado en la casa antes porque durante nuestros años de universidad Hyomin me había invitado unas cuatro veces a Corea, así tuve la oportunidad de conocer más de la cultura y del idioma. Sus padres nos recibieron con los brazos abiertos, tenían Kimchi y sopa de mariscos para cenar. Debo decir que lo que más amo de Corea es el Kimchi, no hay nada que se le compare.

La cena transcurrió en total normalidad, los padres de Hyomin me trataban como una hija, me sentía realmente acogida en la familia de Hyomin. De pronto sentimos la puerta abrirse, un hombre de cabello negro bien peinado, alto y bastante atractivo entró al living.

- Siento llegar tarde, padre tuve un retraso con un socio – dijo el hombre saludando con una profunda reverencia.

- Pasa por favor siéntate con nosotros – dijo el padre invitándolo a sentarse de forma relajada y bastante informal, muy contrario a como lo saludo el hombre.

- Es mi hermano, SunWoo – me avisó Hyomin en un susurro bastante poco entendible porque tenía la boca llena de kimchi.

- Ella es la amiga de Hyomin, de la que siempre te hablábamos, Miranda Caravalho –dijo la madre de Hyomin presentándome. Solo atiné a sonreírle sutilmente e inclinar un poco mi cabeza. Él hizo lo mismo, nada especial.

- Bueno Miranda y yo no queremos ser descorteces, pero debemos ir a desempacar nuestras cosas y descansar un poco, fue un largo viaje – dijo Hyomin dándome una patada por lo bajo de la mesa, supuse que debía pararme.

- Tienen razón, vayan a descansar – dijo la madre de Hyomin levantándose ella también de la mesa – Las acompaño a la puerta niñas.

- Recuerda que mañana deben presentarse en la oficina – dijo la voz de Sunwoo cortante.

- ¿Mañana? – preguntamos Hyomin y yo a la vez.

- Si, necesito que se ocupen de algunos asuntos mañana por la mañana – crucé una mirada con Sunwoo, que agachó la mirada enseguida.

- Está bien, está bien – dijo Hyomin dándose por vencida y poniéndose el abrigo y los zapatos, yo la imite e hice lo mismo.

- ¿Mañana a las 9 en la oficina? – preguntó Hyomin a su hermano, que asintió con la cabeza.

Nos despedimos de todos con las reverencias que siempre se me olvidaban, Hyo siempre tenía que estar dándome codazos para que las hiciera. Tomamos un taxi al departamento para terminar de ordenar y acostarnos a dormir de una vez por todas.

………………………

Eran las ocho y media de la mañana y ya estábamos listas para partir a la oficina. Hyomin se puso una camisa blanca y una falda lápiz a la cintura color azul marino, sus zapatos de la suerte no podían faltar, color beige de ShoeMint, se veía espectacular con su cabello negro lleno de ondas suaves y voluminosas que contrastaban con sus suaves facciones. Yo me decidí por unos pantalones negros pitillos al tobillo, unos stilettos negros, un chaleco de cachemira de color turquesa manga tres cuartos y un moño de bailarina.

Ya en el taxi camino a la oficina pude notar el nerviosismo de Hyomin, sabía que este momento era importante para ella, nunca había tenido tanta responsabilidad en sus manos, ya que su trabajo anterior consistía básicamente en lo que era papeleo legal, confirmar algunos datos y más que nada hablar con los clientes cuando los tratos estaban cerrados; no es que menosprecie su trabajo ni nada, de hecho era muy buena en lo que hacía, por eso trabajaba para una de las empresas más importantes de publicidad en Nueva York y ganaba el ostentoso sueldo que ganaba. Pero esto era aún más grande, no solo porque iba a ser, junto a su hermano, la cara visible de la empresa de publicidad “Kim Vision”, si no porque era la empresa de su padre y ésta tenía un prestigio muy grande en Corea del Sur y el resto de hacia. Debía apoyarla y guiarla al cien por ciento.

- ¿Ya llegamos?- le pregunté cuando paramos en un gran edificio que recitaba “Kim Vision”.

- Si – suspiró Hyo bajando del taxi después de mi.

- Dijiste que era una oficina – le dije totalmente abrumada por el tamaño del edificio.

- Bueno nosotras no vamos a trabajar en todo el edificio, tendremos solo una oficina – me dijo como si fuera lo más obvio – Eres tan tonta a veces, no sé cómo es que aún no te haces pipí en tus pantalones.

- Es que ya aprendí a salir de casa sin usar pañales, pero siempre llevo una en la cartera – le dije siguiéndole el juego. Sabía que si conversábamos como siempre lo hacíamos sus nervios se iban a calmar.

Llegamos a la oficina donde Sunwoo nos estaba esperando de pie junto a la puerta.

- Siempre tan puntual, hermanito – le dijo Hyo a Sunwoo entrando a la oficina con un aire de grandeza.

- Siempre tan inoportuna, hermanita – le respondió éste con una sonrisa en la comisura de sus labios. OK, no lo había visto sonreír nunca, y no puedo evitar que ese gesto fue lo más sexy que había visto hasta ahora en un hombre coreano. Sentí como si hubiera visto a los Backstreet Boys cuando tenía nueve años. Solo que sentía una atracción más madura.

- ¿Qué debemos hacer? – le preguntó de vuelta Hyomin

- Deben ir con unos ejecutivos a ésta dirección - dijo Sunwoo dándole una tarjeta con algo escrito a Hyomin – Debes ubicar a Kim Jung Hoon, preguntarle cuales son los servicios que necesita de nosotros, por cuanto tiempo los necesita y darle el precio final.

- ¿Y si no lo acepta? – pregunté yo caminando hacia Hyomin.

- Lo aceptará, porque llevamos años trabajando con esta empresa y siempre hemos tenido buena relación con ellos.

- Está bien, vamos ahora – le respondí con una sonrisa y tomando a Hyomin por el brazo para salir de la habitación.

Salimos volando de ahí, unos ejecutivos nos esperaban en la entrada del edificio, nos explicaron que básicamente ellos harían todo el trabajo pesado, nosotras solamente tendríamos que ser la cara visible del trato, con el tiempo vendría la parte más complicada.

Llegamos a un edificio que en lo alto recitaba “S.M Entertainment” , subimos al décimo piso donde entramos a algo así como una sala de espera donde unas grandes puertas daban paso a la sala de reuniones cuyas puertas se encontraban cerradas, pero aún así se podían sentir los murmullos de los que se encontraban dentro.

- ¿Todo listo? – preguntó Hyomin a cada uno de los empleados que estaban con nosotras. Todos asintieron con la cabeza.

- Muy bien, entra tú primero – le dije empujándola suavemente hacia la puerta.

- ¿Qué? No, no, no, tú primero – me reprochó Hyomin tomándome del brazo para dejarme enfrente de la puerta.

- Con todo respeto, señorita… – interrumpió el contador que venía con nosotras - …usted es la hija del presidente. – Hyomin se arregló el cabello y soltó un suspiro, yo asentí con la cabeza en señal de “él sabe lo que dice… ”.

- Tienes razón – dijo abriendo la puerta muy despacio y levantando la cabeza. Solo dio un paso y quedó blanca como un papel. Retrocedió y cerró la puerta rápidamente.

- ¡¿Qué paso?! – le pregunté al ver su cara. No la veía así desde que se cayó en nuestra graduación.

- “Él” está allí adentro - susurró con la espalda pegada a la puerta.

- ¿Quién es “Él”, Hyomin? Por favor, no seas infantil – le dije al ver como los ejecutivos nos observaban con curiosidad.

- Siwon está ahí – me dijo casi sin aliento.

- Oh Dios Mío – fue lo único que pude decir.



-----------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario